Todos conocemos la necesidad de beber agua y mantenerse hidratado para el funcionamiento del organismo, pero también debemos tener en cuenta su importancia cuando se practica ejercicio.
El cuerpo está compuesto por agua en una muy alta proporción. Durante el desarrollo del día, a través de la orina o la piel, el agua se va perdiendo y debe ir reponiéndose.
Para poder sobrevivir debemos beber la cantidad de agua necesaria que el cuerpo necesita. Una buena hidratación ayuda a mantener un buen desarrollo de las funciones vitales que el ser humano realiza a lo largo del día.
Cuando hacemos ejercicio, es más importante aún estar bien hidratado. Durante la práctica de actividades físicas, se pierde gran cantidad de agua en forma de sudor. Por ello, es importante recuperar los nutrientes que proporciona este líquido.
¿Cuál es la importancia del agua durante el ejercicio?
Como has podido leer en anteriores entradas, el agua tiene numerosos beneficios para el buen funcionamiento del cuerpo humano. Estos se combinan con lo que aporta el deporte al bienestar del ser humano.
El agua es vital para el ejercicio. Ayuda a mantener un nivel adecuado de hidratación que pide la actividad física.
Es importante hidratarse ya que se debe mantener el equilibrio de líquidos que hay en el cuerpo. Esto permite una mejor circulación de sangre y oxígeno para un rendimiento óptimo de su funcionamiento.
Una de las funciones del agua es la de regular la temperatura del cuerpo. Mientras se practica ejercicio físico, dependiendo de las temperaturas del lugar donde se esté desarrollando, el sudor hace de regulador térmico, manteniendo el cuerpo a la temperatura óptima.
También previene la deshidratación, que puede provocar efectos como fatiga, mareos, calambres musculares y, en casos graves, síntomas de shock.
Por lo tanto, es importante beber agua antes, durante y después del ejercicio para mantener lo que se denomina balance hídrico.
Balance entre agua y deporte

A la hora de practicar deporte debemos tener en cuenta que en todo momento debe haber un balance hídrico. Esto es el equilibrio que debe existir entre los líquidos que una persona bebe y pierde a través de orinar, sudar, respirar y otros medios como el ejercicio.
Su mantenimiento es importante para la salud y el bienestar. Debe tener en cuenta para prevenir la deshidratación y sus posibles efectos.
Para la compensación entre líquido perdido e añadido, se deben tener en cuenta algunos factores.
El lugar donde nos encontremos es importante. Una temperatura más alta o baja tendrá diferentes consecuencias, al igual que lo hará la humedad.
También hay que pensar en las características individuales de cada uno, ya que todos los cuerpos no funcionan de la misma manera y tiene unas características propias.
Para evitar los efectos adversos que pueda tener la falta de líquidos, se deben mantener unos hábitos de hidratación saludable.
Una persona debe hidratarse antes, durante y después de practicar deporte. Beber una cantidad aproximada de 500 ml mínimo 2 horas antes de practicar ejercicio.
Mientras, se debe beber de manera regular, cada 15 o 20 minutos, sin precipitarse, para evitar las molestias que puedan generar los atracones en el cuerpo.
En momentos de hiperventilación, cuando la frecuencia respiratoria y cardiaca es alta, es importante evitar beber, ya que interrumpimos la llegada de oxígeno.
Después de la práctica, se deben reponer los líquidos que se han perdido en forma de sudor. Aquí hay que tener en cuenta el ambiente, el tipo de deporte realizado y la ropa utilizada. También la cantidad de kilos perdidos, ya que se recomienda beber una cantidad de 1,5 litros por cada uno.
Se debe beber agua antes de que aparezca la sed. Este síntoma puede implicar que el cuerpo se está deshidratando y que el rendimiento empiece a ser peor.
El agua debe mantenerse fresca. Lo ideal es entre 10- 15ºC. Esto permite una mejor asimilación, ya que el cuerpo debe regular su temperatura.
Para añadir todos estos consejos a tu rutina, es importante contar con una botella que te permita hidratarte en todo momento.